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“CORAZÓN DESANIMADO”

  • Foto del escritor: Mi Libertador
    Mi Libertador
  • 28 feb 2020
  • 3 Min. de lectura

En estos cuatro versículos, podemos observar que el rey David se sentía agobiado, tanto por el peso de las presiones externas por el ataque de sus enemigos, como también por tener un corazón desanimado. (Salmo 55:3-6) “por las amenazas de mis enemigos, por la opresión de los malvados. Sobre mí han descargado su iniquidad, y furiosos me persiguen. Dentro de mí, el corazón me duele; sobre mí han caído terrores de muerte. Me ha sobrevenido un terrible temblor, y estoy temblando de miedo. ¡Cómo quisiera tener alas de paloma! ¡Así podría volar, y descansaría!”.



La razón principal de este mal momento de David, es que no era un enemigo común y corriente, sino su propio hijo asociado con quien fuera su amigo más íntimo. No era lo mismo enfrentar a los filisteos y a Goliat que luchar contra sus seres queridos. A cada uno de nosotros, las cargas nos llegan de diversas maneras, pueden ser emocionales, espirituales o físicas, pero todas son difíciles de llevar, causan un cierto agotamiento y es por este motivo, que en muchos casos podemos identificarnos con el deseo de David de “volar y descansar”. Ante los ataques, lo primero que pensamos es en huir, pero el mal debe ser enfrentado. No estamos llamados a huir, ni a sentirnos abrumados, sino que estamos llamados a quedarnos y batallar por medio de la oración. La oración y la acción van de la mano, y necesitamos de ambas. Incluso cuando no podemos hacer nada físicamente, siempre está al alcance orar para que Dios actúe en respuesta a las oraciones. A veces, cuando los problemas llegan a nuestra vida, los vemos como gigantes que nos aplastan, nos quitan la calma y nos sentimos desfallecer, es ahí cuando las Sagradas Escrituras, nos aconsejan refugiarnos en Dios quien nos dará las fuerzas necesarias para seguir en pie.


Hoy tal vez estés cansado de vivir mal cuando todo lo que necesitas para tu vida ya ha sido provisto por el Señor Jesucristo. Quizás lo que esté mal es tu enfoque, porque te detienes en tus debilidades, tentaciones o fracasos pasados; y cuando miras dentro de tu propio corazón, sólo ves un “GRAN DESÁNIMO”. No te permitas seguir viviendo en el pasado, no te condenes por tus equivocaciones y no dejes que la culpa o el dolor te hagan buscar soluciones rápidas que con el tiempo podrían empeorar tu desánimo, como por ejemplo: Una relación apresurada, un vicio o un mal hábito, los cuáles no te ayudarán a sanar tu corazón. Si te sometes a estas soluciones momentáneas para calmar tu dolor, recuerda que ellas tienen un tiempo de efecto, pasado ese lapso el dolor volverá y será aún más intenso. Pide a Dios que Su gracia vaya restaurando tu historia, a fin de no vivir esclavizado por el recuerdo amargo de los acontecimientos dolorosos del pasado. Como ellos han pasado, ya no existen, entrégale al Señor Jesucristo todo lo que pasaste, lo vivido y lo sufrido.



Quedarte tirado, lamiendo tus heridas y envuelto en la miseria sólo hace que la desesperación se profundice.
Clama a Dios, llora delante de ÉL si lo necesitas, pero no te quedes aislado dentro del silencio de la tristeza. Nuestro Padre Celestial, por medio de nuestro Señor Jesucristo quiere oírte, que le cuentes con tus palabras lo que sientes, porque de esto se trata la oración, una disciplina que siempre trae resultados increíbles. Reflexiona: ¿Estás luchando con un corazón desanimado? ¿Te culpas a ti mismo por tus problemas o culpas a otros? ¿Le has hablado a Dios acerca de tus aflicciones? ¡¡Que tengas un hermoso y bendecido día MIÉRCOLES!!! #devocional #midiaconDios

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