"EL PODER DE JESÚS"

Este incidente corresponde a la quinta señal que el apóstol Juan presenta. Debemos tener presente que cada una de las siete señales que Juan enseña, tiene como propósito principal mostrar la Divinidad de Jesús. (Juan 6:17-19 LBLA) “y subiendo en una barca, se dirigían al otro lado del mar, hacia Capernaúm. Ya había oscurecido, y Jesús todavía no había venido a ellos; y el mar estaba agitado porque soplaba un fuerte viento. Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús caminando sobre el mar y acercándose a la barca; y se asustaron”.

Este evento milagroso de caminar sobre las aguas, nos muestra la supremacía de Jesús sobre la naturaleza misma, un atributo que es exclusivo únicamente de Dios. Jesús permitió que sus discípulos estén en esta tremenda prueba, para mostrar que ÉL es más que suficiente para protegerlos, para mostrar que es el amo sobre la naturaleza, porque muy pronto iba a caminar sobre las aguas agitadas y con una orden suya, la tormenta se iba a transformar en dulce calma. Cuando los discípulos ya no tenían más fuerzas, Jesús se decidió a acudir a ellos, esto hoy lo hace con nosotros, cuando las fuerzas parecen desaparecer y creemos que las olas contrarias de las adversidades nos arrasan, Jesús sale a nuestro encuentro y nos da su fuerza para sostenernos y ayudarnos a seguir adelante.

El relato de estos versículos, tienen una similitud con el tormentoso viaje que nuestra fe debe realizar en estos días, porque muy a menudo la Presencia de Jesús se desvanece ante la corrupción moral que presenta nuestra sociedad y como resultado, viene una disminución de la fe, y que por lo general, da paso al temor. Podrán sobrevenir tormentas y males en la vida de los que están firmes en Jesús, pero nada ni nadie logrará quitar de sus corazones la gloriosa seguridad de llegar al puerto de la vida eterna. Muchos por rutina le pedimos a Dios que nos muestre si lo que estamos haciendo es Su Voluntad o no, pero en realidad, solo queremos que bendiga la decisión que ya hemos tomado. Esto no debe ser así, porque no se trata de que Dios se suba a nuestra barca para que el viaje sea bendecido, se trata de permitir que ÉL tome el timón de nuestra barca y nosotros nos dejemos llevar. Que cada paso grande o pequeño que tomemos sea bajo la dirección de Dios. Lo que tenemos delante puede parecer hermoso y haga emocionar a nuestro corazón, pero si Jesucristo no está allí, será mejor detenernos y esperar que ÉL nos mueva hacia Su camino y hacia Su Voluntad. Jesús está caminando por sobre las aguas con su mano extendida hacia ti diciendo: Yo soy, no temas.

No siga más en aflicción, en temor, en desesperanza. Aférrate a mí, déjame que entre en la barca de tu vida como tu Salvador si todavía no has creído o como tu ayudador si ya me tienes en el corazón. Reflexiona: Ante las situaciones pequeñas o grandes que se presentan en tu vida, ¿Comprendes que están para ayudarte a entender o mejorar algo? ¿Cómo es tu actitud ante Dios?, ¿Te encierras en tus miedos o abres tu corazón para que Jesucristo te ayude a encontrar la paz, la calma y la estabilidad que necesitas? ¡¡Que este día LUNES, no sea como cualquier otro y puedas entender que Jesucristo está a tu lado, Dios te bendiga!!!

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